Tenemos ante nosotros esta
vez una lectura distinta a las que han sido comentadas otras veces en nuestra
tertulia. Se trata de Vestido de novia, de Pierre Lemaitre.
Algunos conocíamos algo de
este escritor, Nos vemos allá arriba, su obra más famosa y que mejores
críticas ha recibido; Rosy&John, una lectura
interesante y la terrorífica Irene, que algunos recomiendan no
leer a quienes no quieran pasar unos momentos angustiosos.
Vestido de novia
quizá no sea lo mejor de este escritor, pero no nos ha dejado indiferentes. A unos,
le decepcionó a partir de la segunda parte; a otros, fue justamente a partir de
ese momento cuando la novela cobra fuerza y te mantiene aferrada al sillón
hasta que la terminas; a otros, nos enganchó desde el primer momento. Para unos,
el final es lo mejor; para otros, es inverosímil. Destacamos las excesivas
concesiones que el autor ha hecho para colocar este libro entre los éxitos de
venta, tanto por detalles innecesarios e increíbles como por alguna escena de
sexo oral que desafortunadamente tanto abundan en la literatura actual. Comentamos
la dicotomía que presenta este libro que, si bien es una lectura fácil sin pedantes
expresiones ni vocabulario inasequible, es, por otro lado, difícil por cuanto
que genera tal desasosiego en el lector que, por momentos, invita a abandonar. Sin
embargo, todos coincidimos en una sentencia unánime: el libro nos ha gustado.
Nos ha gustado porque
plantea el tema de la vulnerabilidad del alma humana, porque atemoriza con el
alcance de las modernas tecnologías capaces de meterse en nuestras vidas y
controlarlo todo. Nos ha gustado porque tiene una estructura rompedora y
moderna diferente a la que estábamos acostumbrados. Nos ha gustado porque se
mete en la mente criminal de un personaje con un fuerte trauma edípico capaz de
destruir aquello que, por otro lado, le fascina y adora. Nos ha interesado
porque nos hace condenar aún más todas esas actitudes que por conflictos o
enfermedad son capaces de faltar al respeto a ese bien tan preciado como frágil
que es la vida.
Hemos visto en el libro la
influencia de El Mirón de Grillet
o de Psicosis
de Hitchcock. Hemos pensado en la
excelente versión cinematográfica que sobre esta novela haría Polanski y, cómo no, hemos visto
algunas pinceladas de humor inteligente.
Una vez más salimos de
nuestra reunión con la agradable sensación de haber aprovechado una tarde.
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