AL SUR DE LA FRONTERA, AL OESTE DEL SOL, DE HARUKI MURAKAMI
Haruki Murakami (Kioto, 1949) pertenece a esa generación de escritores japoneses que crecieron leyendo literatura occidental, escuchando jazz y contemplando las teleseries norteamericanas. Hijo de profesores de literatura japonesa, nunca mostró interés por las obras tradicionales y, tras estudiar teatro clásico en la prestigiosa Universidad de Wasseda, abrió un bar de jazz en Tokio.
De acuerdo con su versión, su vocación literaria despierta ante un partido de béisbol. Su primera novela, Hear the Wind Sing (1979), obtiene el premio Gunzou. Algo después publica Pinball 1973, pero el reconocimiento y la fama no llegarán hasta La caza del carnero salvaje (1982). Estos tres títulos componen la “trilogía de la rata”. No hay en estas obras ninguna afinidad con el código del Bushido ni con la exquisita quietud de la pintura a tinta de la escuela zen. Murakami sitúa a sus personajes en el Japón industrializado del los 60, mostrando el vacío y el desarraigo de los grandes espacios urbanos.
Existe un lugar en que se alojan todos los deseos no satisfechos, los sueños imposibles, la imaginación despojada de convenciones. Es el reino de lo onírico, de la absoluta posibilidad. Es el lugar de la plenitud, en el que lo humano roza lo divino...
ResponderEliminarEse lugar está "Al sur de la frontera, al oeste del sol".
Un autor que divide a sus lectores en detractores o en los más fieles seguidores. Yo pertenezco a estos últimos. Descubrí a Murakami con este libro, que me compré porque me pareció un título sugerente. Desde entonces he leído casi todo lo que ha publicado.
ResponderEliminarSu estilo me atrapa. Frases cortas, cargadas de misterio, un lenguaje sensual y envolvente que te pega al asiento y no puedes soltar el libro. Para mí este libro es una metáfora del Estado del bienestar. Hemos buscado el confort, la comodidad, la felicidad teñida de posesiones materiales y un status socialmente digno, pero hemos dejado atrás nuestras ilusiones, muchas posibilidades, otras identidades, otras posibles vidas. Y, cuando el pensamiento se detiene, tal vez atrapado en una nota musical, nos reencontramos con los fantasmas del pasado: Shimamoto, Izumi, la prima de ésta... Es entonces cuando nos planteamos si nuestra vida tiene sentido, si realmente somos felices. Es entonces cuando la insatisfacción, que siempre acecha al hombre contemporáneo de las sociedades industrializadas, nos planta cara y nos pone ante el dilema de cambiar o no de vida. Sin embargo, el hombre contemporáneo no renuncia fácilmente a su status quo...
La realidad se impone. La rutina cotidiana envuelve todos los sueños y es así como se madura a golpes de renuncia y frustración. Pero en toda mente insatisfecha, en los delirios o sueños siempre es posible escapar hacia ese lugar que está "al sur de la frontera, al oeste del sol".
Quiero destacar las siguientes frases:
ResponderEliminar"Donde no hay lugar para el compromiso no puede haber un término medio".
"-Cuando te miro, tengo la sensación de estar viendo una estrella lejana -dije-. Es muy brillante. Pero la luz que veo fue emitida hace decenas de años. Y ahora la estrella tal vez ya no exista. No obstante, a veces esa luz me parece más real que cualquier otra cosa en el mundo."
"Hay una realidad que demuestra la verdad de un hecho. Porque nuestra memoria y nuestros sentidos son demasiado inseguros, demasiado parciales. Incluso podemos afirmar que muchas veces es imposible discernir hasta qué punto un hecho que creemos percibir es real y a partir de qué punto sólo creemos que lo es. Así que para preservar la realidad como tal, necesitamos otra realidad -una realidad colindante- que la relativice. Pero, a su vez, esta realidad colindante necesita una base para relativizarse a sí misma. Es decir, que hay otra realidad colindante que demuestra, a su vez, que ésta es real. Y esta cadena se extiende indefinidamente dentro de nuestra conciencia y, en un cierto sentido, puede afirmarse que es a través de esta sucesión, a través de la conservación de esta cadena, como adquirirmos conciencia de nuestra existencia misma. Pero si esta cadena, casualmente, se rompe, quedamos desconcertados. ¿La realidad está la otro lado del eslabón roto? ¿Está a este lado?"
"Todo el mundo, en mayor o menor medida, busca un lugar imaginario."
"La vida de alguien es, al fin y al cabo, su vida. Tú no puedes responsabilizarte de la vida de los demás. Este mundo es como el desierto y todos tenemos que hacernos a la idea...
... Hay muchas maneras de vivir. Hay muchas maneras de morir. Pero eso no tiene ninguna importancia. Al final, sólo queda el desierto. El desierto es lo único que vive de verdad."
No conocía la obra de este autor y me ha pasado algo bastante contradictorio: al principio me ha enganchado de tal manera que no podía dejar de leer la historia, pero el final me ha decepcionado bastante. Como ya comenté en la tertulia me ha gustado el planteamiento y el nudo pero me ha faltado desenlace.
ResponderEliminarAnalizando la causa de esta decepción he llegado a la conclusión de que por el estilo me esperaba otro tipo de novela (una de misterio, de crímenes, de acción), y al acabar de leerla me he dado cuenta de que era una reflexión sobre la vida actual, el desencanto, los sueños perdidos, lo que pudo haber sido y no fue...
Permitidme la metáfora: cuando empecé a leer me parecía que el protagonista se estaba preparando para una fiesta: le veía ponerse sus mejores galas, empezaba a planificar la llegada de invitados, el menú... (Yo estaba ansiosa por que llegara el día de la fiesta para ver quién asistía, por qué se organizaba, etc.) Y al final descubro que el personaje sólo iba a comprar al supermercado.