Coincidiendo con el estreno en Francia de la película basada
en esta novela, nos reunimos en la biblioteca del IES Jorge Guillén, el pasado
miércoles 14 de enero para comentar la novela de David Foenkinos titulada Los recuerdos.
Nuestra mesa de tertulias comienza a quedársenos un poco
pequeña ante la incorporación de nuevas personas al grupo, un grupo diverso,
animado e internacional. ¡Qué maravilla!
Los recuerdos es una novela que puntuamos desde el siete hasta el nueve sobre diez. Para algunos,
decae en su segunda parte; para otros, mantiene el ritmo y la calidad, y, por
último, para otros, no tiene dos partes sino solo una marcada por un tema
central: la creación literaria.
Foenkinos, autor ya leído con anterioridad en nuestras tertulias,
no nos deja indiferentes. Coincidimos en
su gran habilidad para contar historias con un lenguaje preciso y certero
caracterizado sobre todo por su sencillez. Un autor que, pese a su juventud, ha
sabido perfectamente retratar la soledad y el abandono a que se enfrentan
nuestros mayores en una sociedad que, por su ritmo, por su idiosincrasia, no
les deja hueco. La novela es tremendamente triste pero el autor sabe no hacer
del drama un culebrón. Sabe sobreponerse a la tragedia vital y con pinceladas
de un humor sutil, elegante e inteligente nos arranca una sonrisa que nos
levanta el ánimo y nos hace sentir el deseo de sobrevivir a pesar de todo.
Profundizando en temas como la búsqueda de la felicidad, la
soledad, la vejez, la familia, etc… los recuerdos son los ingredientes con los
que se cocina la trama central de la novela que es el proceso de la creación
literaria. El autor tiene un objetivo que ya expone en sus primeras páginas y
necesitará llenarse de recuerdos, de pérdidas, de vivencias para tener una
historia que contar. El protagonista que escribe en primera persona no es más que el protagonista de la historia del
siglo XX: “ En el fondo, así ocurrieron
las cosas en el siglo XX: primero fue el nacimiento de la felicidad; en todo
caso, el derecho a la felicidad y el acceso al ocio y a las vacaciones pagadas.
Eso era en la década de 1930, cuando el Front Populaire. Después pasamos a la
segunda etapa de nuestra progresión; una etapa que podemos llamar el derecho a
la insatisfacción. Apareció en la década de 1970, con la legalización del aborto,
y del divorcio, por supuesto. Se tiende a olvidar que el adulterio estaba
prohibido por ley hasta 1975. Adquirimos así el derecho a juzgar nuestra
felicidad. Y ahora estamos en la tercera etapa, quizá la más dolorosa: la de la
duda permanente. Tenemos la felicidad, tenemos el derecho de no estar
satisfechos de esa felicidad, por lo que se nos abre una multiplicidad de
caminos.”
Foenkinos entrelaza sus recuerdos con los de otros
personajes, reales y ficticios, que aparecen en la novela y este estilo
peculiar puede resultar fascinante o cansino, según como se mire.
Desgranando la historia y el análisis de los personajes,
hablamos de la memoria, del amor, del
humor y, poco a poco, mientras la tarde va muriendo, nuestros deseos de comunicación aumentan y
seguimos hablando de la vida que no está hecha de otra cosa más que de
recuerdos.
Tertulia del IES Jorge Guillén.
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