Rosario y Milagros son dos barrenderas que se conocen desde niñas. La primera cuenta en primera persona las vidas de ambas, con sus encuentros, desencuentros e influencias mutuas.
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A propósito de la TERTULIA LITERARIA en la Biblioteca Remigio J. Aguayo del Instituto “JORGE GUILLÉN”, de Torrox, cuya presentadora y moderadora es la profesora Mª José Collado.
ResponderEliminar“¡AY, MÍSERO DE MÍ, Y AY INFELICE!”
(…)
Con este primer verso del encadenado Segismundo en “La vida es sueño”, de Calderón de la Barca, quiero expresar lo que siento NO por haber sido contertulio este curso y haber intercambiado pareceres sobre siete u ocho novelas imprescindibles, sino ¡Oh, dioses del Olimpo! por haberme perdido el placer (para un hedonista empedernido, es imperdonable) de las tertulias de los cursos anteriores.
¡Chapeau por la tertulia literaria!
¡Un brindis, maravillosamente “báquico”, por Mª José y, cómo no, por mis compañeras/os!
Paco J.
Para culminar el curso escolar, para no dejar las cosas sin hacer, para disfrutar de tu excelente compañía y para que no seas egoista con tus pensamientos. estaré encantada de escuchar "Una palabra tuya". Y mucho mejor si esa palabra se pronuncia delante de un plato estupendo...
ResponderEliminarNos vemos el jueves 30 de junio, a las 21:30 h en el Rte. Almansur de Torrox-Costa
Con un título de connotaciones religiosas, Elvira Lindo en esta novela nos habla de la amistad, de la dependencia hacia nuestros progenitores, de la insatisfacción de los individuos actuales, pero, sobre todo, hace una reflexión sobre la culpa y la mala conciencia, esos valores propios de la moral de esclavos que tan enraizados están en todos los que respiramos una cultura plagada de cristianismo.
ResponderEliminarRosario es una mujer atormentada por los remordimientos. Sus fantasmas amenazan una felicidad posible porque siente que su ensimismamiento y su excesiva capacidad analítica no la han dejado ver a los otros en su absoluta complejidad.
Milagros es una mujer volcada hacia los demás en un aparente olvido de sí misma. Su vida esconde un pasado traumático del que intenta redimirse en un cargante servilismo que los otros rechazan. Sólo parece serle útil a los muertos...
Morsa es un hombre vulgar, común. Su existencia se reduce a unos principios básicos. No sabemos lo que piensa (si es que alguna vez piensa algo), pero sí sabemos que en su vida ha hecho una fácil elección: aprovechar los placeres que la vida le ofrece y no pedir a la vida más que lo que ésta pueda darle.
Personajes cotidianos, lectura fácil y un lenguaje sencillo. Pero hay algo que falla: un final inverosímil.