Mañana no será lo que Dios quiera
El poeta Ángel González dejó una de las obras líricas más relevantes en lengua española, pero también fue testigo privilegiado de uno de los períodos más convulsos en la historia reciente de España: la Guerra Civil. Luis García Montero construye el retrato del poeta y recorre los primeros años de su vida para rescatar la mirada de un niño que tuvo que crecer sin la figura de su padre, pero con toda la fuerza de una familia y una geografía que se resistían con uñas y dientes a dejarse vencer.
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Literariamente, este libro me parece excelente. En la línea de una biografía novelada, tiene también ingredientes para ser considerado un documento histórico. El lenguaje es exquisito y está cargado de sensibilidad.
ResponderEliminarIdeológicamente, comparto su filosofía de que no es Dios sino el azar quien dirige muchos acontecimientos y que somos los seres humanos quienes construimos nuestro futuro. Políticamente, me ha gustado la descripción de los personajes y los hechos sin caer en maniqueísmos ni visiones simplistas o parciales.
Pero lo he encontrado demasiado denso. Las divagaciones del autor me han hecho perder continuamente el hilo y, en algunos momentos, lo he encontrado demasiado aburrido.
Creo que el libro es maravilloso. Está magníficamente contextualizado. Nos da una visión histórica muy real y muy cercana. Los personajes son auténticos y las descripciones son profundas pero, a la vez, simpáticas. El libro nos llena de sensibilidad y ternura, a la vez que nos arranca más de una sonrisa.
ResponderEliminarFrancisco
Lo que más me ha gustado es que sabemos que nos va a contar una historia que ya sabemos y sin embargo ha conseguido interesarnos y sorprendernos porque lo que nos cuenta, aun siendo trágico y cruel, no está tratado de ese modo. Los hechos se suceden sin dramatismos innecesarios, con naturalidad y, muy curiosamente, nos transmiten paz.
ResponderEliminarElena
Me ha recordado muchas historias que han ocurrido a algunos de mis familiares más cercanos. Los malos no siempre son malos, ni los buenos, buenos. Las personas son algo más que el uniforme que llevan o el bando en el que militan. En este libro los sentimientos humanos, las actitudes personales y concretas tienen mucho más protagonismo que los ideales políticos.
ResponderEliminarMª Carmen
Me ha hecho reflexionar sobre esa madurez que antes se conseguía escuchando a hurtadillas las conversaciones de mayores. El placer que era ser partícipe de la realidad cotidiana. Cuando los niños eran un miembro más de la familia al que no se intentaba aislar como ahora. Hoy en día a los niños se les intenta evitar todo sufrimiento, toda preocupación y así estamos fabricando individuos con una nula resistencia al dolor y a la frustración. Creo que los miedos, los sufrimientos, los problemas son tan necesarios como las seguridades, los placeres y las alegrías para sentirnos plenamente vivos y realizados.
ResponderEliminarResaltamos los párrafos siguientes:
ResponderEliminar“La dignidad no depende de los honores oficiales, ni del dinero librado por los bancos, sino de la honradez personal y del trabajo bien hecho…
Los ateos debemos ser más honrados y más trabajadores que nadie, para demostrar que las personas decentes no necesitamos las amenazas del infierno a la hora de obrar de acuerdo con nuestra conciencia.” (pág. 28…30)
“El deseo de proteger resulta una quimera incompatible con las extensiones ingobernables del espacio y el tiempo. Dos ojos ven menos que cuatro, pero ni siquiera los ojos de una madre, una hermana y dos hermanos, ocho ojos, bastan para vigilar a un niño que empieza a salir a la calle y descubre los entresijos de su libertad.”
(pág. 108)
“Crecer es una tarea difícil, una fatalidad, una obligación de preguntarse no sólo adónde vamos, sino de dónde venimos, y esas preguntas son como piedras que caen en la tranquilidad del lago y llenan el agua de inquietudes”. (pág. 136)
“La historia, nuestra historia, es como la morcilla, se hace con sangre y siempre se repite”. (pág. 148)
“La guerra es un saco sin fondo en el que todo se precipita, pero al final sólo queda un sedimento descarnado y oscuro, un fango necio, que marca los días siguientes, los días sin guerra, los años de paz, y se apodera del carácter, y lo ahoga, y borra las anécdotas, los hallazgos, las miserias, las alegrías, para imponer una herencia ocre en la que se confunden para siempre la vida, el miedo, la cólera y las ganas de llorar.” (pág. 215)
“En un tiempo difícil de víctimas y de buitres, los matices son importantes, y debajo de las ideas hay personas, gentes que son muy distintas aunque lleven el mismo uniforme”. (pág. 324)
Nuestra próxima reunión es…
ResponderEliminarMARTES 23 NOVIEMBRE 2010
Comentaremos:
Sale el espectro, de Philip Roth.